viernes, 11 de marzo de 2011

FIN DE SEMANA EN DUBLIN

Dublín es una ciudad ideal para visitar en un fin de semana. Capital de la república de Irlanda, más que una ciudad, yo diría que es un pueblo grande. El centro es compacto y puedes coincidir varias veces al día con una misma persona. Aquí se cumple a la perfección lo que se dice de que el mundo es un pañuelo. Aunque es más provinciana que otras capitales europeas, seria erróneo decir que es una capital aburrida, ni mucho menos, más bien todo lo contrario. La ciudad es dinámica, bulliciosa, llena de vida y con mucho ambiente. No es demasiado monumental, pero pasear por sus parques es una auténtica delicia, si el tiempo acompaña, y callejear por sus calles comerciales abarrotadas de gente entrando y saliendo de las tiendas es una divertida experiencia.
Las dos LINEAS AEREAS que he consultado para el viaje son:

-www.ryanair.es
-www.aerlingus.com

Una vez en el aeropuerto de Dublín hay varias opciones para llegar al centro:

-Taxi: opción cara
-Autocar: Aircoach: www.aircoach.ie
-Autobuses públicos nº 41 y 16A. Es la opción más barata (2.20 euros). Los billetes pueden comprarse en el mismo autobús pero con el importe exacto. No dispone de demasiado espacio para las maletas y, si se viaja con mucho equipaje que obstruya la circulación dentro del autobús, el conductor puede ponerte alguna pega a la hora de subir.
La duración del trayecto es más o menos en todos lo mismo dependiendo de la hora y el tráfico pero suele oscilar entre 30 y 40 minutos.

COMPRAS

No hay ningún problema en encontrar el típico souvenir para la familia. Dublín está repleta de tiendas y las principales calles comerciales son:

-Grafton St
-temple Bar
-Henry St -Talbot St

Abundan las tiendas pequeñas y los grandes almacenes. Si visitáis el centro comercial de St. Stephen’s Green, además de encontrar el regalo ideal, podréis pasear por su galería decimonónica y hacer varias fotos desde sus terrazas.
Muchas de las tiendas están abiertas incluso el domingo pero a partir de las 11 de la mañana. Perfecto para los que siempre vamos a última hora buscando el último regalo antes de ir al aeropuerto. La moneda utilizada es el euro.

COMER

En Dublín no debería ser un difícil ya que abundan los pubs, bares y restaurantes. Pero en las horas punta y en el centro de la ciudad si puede representar un problema. Es decir, si empezáis a cenar a las 4 de la tarde, seguro, seguro, que encontrareis mesa, pero claro, esta no es la cuestión. Bromas aparte, es difícil conseguir una mesa en el centro, a no ser que tengáis alguna reserva. Todo está llenísimo de gente. Tampoco es barato, un plato de pasta o pizza con un par de cervezas puedes pagar perfectamente unos 40 euros. La cerveza tomada en restaurante es cara, bastante cara, y eso que la cerveza se la beben a litros.

ALOJAMIENTO

La variedad es inmensa: desde hostels a hoteles de diferentes categorías pasando por los bed & breakfast. Hay mucho donde elegir. Nosotros, como estábamos de aniversario, nos dimos el lujazo del año y elegimos el Radisson Blu.

Otras webs interesantes para preparar el viaje

www.visitdublin.ie/
www.irlandaenred.com/
www.viajaradublin.com/
www.discoverireland.com/es/
www.ireland-bnb.com/
www.dublinenespanol.com/
www.ireland.travel.ie/ < www.heritageireland.com/
www.temple-bar.ie/
www.universia.es/


Después de este breve repaso y unas cuantas anotaciones, os cuento nuestro fin de semana en la ciudad.

VIERNES 25-3-2011

Ryanair, nuestra compañía favorita, es la encargada de llevarnos hasta Dublín. Hace rato que hacemos cola y podemos embarcar de los primeros. Atravesamos el finger y, al entrar en el avión, nos detienen el paso. El capitán ha salido de la cabina y anuncia que el avión no despegará. No sabemos el motivo pero lo mejor es cambiar de avión, no sea que cuando estemos arriba se le rompa la “culata” y la liemos.
Empezamos bien!! Los que estaban ya sentados tienen que volver a salir, los del finger debemos dar media vuelta y los últimos quedan los primeros en la nueva puerta de embarque. El lío ha sido tremendo. Entramos en el nuevo avión de los últimos y estamos sentados al final, en la cola. No caben las maletas y tenemos que meterlas, como podemos, debajo del asiento. Con el poco espacio que normalmente hay, sólo nos falta la maleta. Con el mismo precio del billete nos regalan una descarga de adrenalina ya que el avión rebota en la pista y derrapa en el momento del aterrizaje.
El aeropuerto de Dublin es más grande de lo que nos imaginábamos. Tenemos que preguntar el lugar de salida de los autobuses hacia la ciudad. Nos indican que el nº 16A llega hasta O’Connell St, el centro. Mientras esperamos, retrasamos los relojes una hora, ya que Irlanda tiene una hora de diferencia con respecto a España.
El bus nos cuesta 2.20 euros y, después de unos 40 minutos, llegamos a O’Connell St. Como tenemos el hotel un poco lejos de aquí, decidimos empezar la visita a la ciudad aunque sea con las maletas a cuestas.
Nuestro primer encuentro con la arquitectura de la ciudad es St. Mary’s Pro-Cathedral. Es una iglesia un poco rara: el exterior está formada por seis columnas dóricas y el interior tiene una mezcla de estilos griego y romano. Esta iglesia de estilo neoclásico es la sede del arzobispado católico de Dublín.


Delante de la catedral hay un jardín donde hay una curiosa escultura de una mano

Regresamos hacia O’Connell St pasando por delante de otra famosa escultura, la del novelista James Joyce, nacido en Dublin en el año 1882.

O’Connell Street es una importante calle dedicada a Daniel O’Connell, caudillo de la liberación de los católicos irlandeses. Su estatua se levanta al principio de la calle cerca del puente sobre el Liffey. A lo largo de la calle se suceden numerosas tiendas, grandes almacenes, hoteles...destaca un grandioso edificio, el General Post Office. Este edificio simboliza el nacimiento de la Irlanda moderna ya que en su interior tuvo lugar la proclamación de la República Irlandesa en 1916. Se libró una batalla y los insurgentes fueron obligados a rendirse siendo ejecutados 16 de ellos.

Seguimos el curso del rio hasta llegar a Custom House: palacio neoclásico construido en el s. XVIII. En sus orígenes fue la sede de los agentes fiscales de la ciudad. Actualmente alberga el departamento de Medio Ambiente.

Muy cerca de Custom House Quay hay un conjunto escultórico llamado Famine Figures. Figuras handrajosas y escuálidas con rostros de profundo dolor, conmemoran la terrible hambruna ocurrida entre 1845-1849 como consecuencia de la pérdida de las cosechas de patata.


Atravesamos el Talbot Memorial Bridge y tenemos una fabulosa perspectiva de Custom House

Se hace la hora de comer y, para no perder tiempo, entramos en el Mc Donald’s situado al principio de O’Connell Street. Comida rápida, calórica, suculenta y barata, no se puede pedir más.
Atravesamos el O’Connell Bridge y vemos la poderosa estatua de Daniel O’Connell, defensor de la emancipación católica de Irlanda, para dirigirnos hacia el Trinity College.
La universidad de Dublín fue fundada por la reina Isabel I en 1592 y fue una universidad exclusivamente protestante. Hasta 1970 no se aceptaron estudiantes católicos. Las mujeres no fueron estudiantes del Trinity hasta 1903 después de duras batallas con el rector George Salmon, el cual había jurado que las mujeres sólo entrarían pasando por encima de su cadáver. Ahora, el pobre George, sentado delante de la entrada y dominando el patio, ve pasar día tras día y con resignación la entrada a la universidad de una gran cantidad de mujeres.

Una gran plaza domina todo el conjunto presidida en el centro por el campanario. Cuenta la leyenda que si un estudiante pasa bajo el campanario cuando tocan las campanas, éste suspenderá.

El aula magna y la iglesia se encuentran en unos edificios alrededor de este patio


Frente a la moderna biblioteca Berkeley hay una escultura curiosa denominada esfera dentro de una esfera de 1982.

En otro edificio se encuentra la Old Library que recoge parte del valioso patrimonio de la biblioteca universitaria. La Long Room, es una sala preciosa, de 65 metros de largo y dos pisos de estanterías abiertas que contienen cerca de doscientos mil volúmenes de raras ediciones antiguas.
La joya de la Long Room es un códice llamado el Libro de Kells, considerado como uno de los más bellos y preciados del mundo. La biblioteca también custodia incunables, textos autógrafos, manuscritos y la Castle Otawag Harp, el arpa más antigua que se conserva de Irlanda, probablemente del siglo XV. El arpa representa el emblema de la sociedad irlandesa.
La entrada a la Long Room es cara, 9 euros. Es una visita prescindible si no sois demasiado aficionados a los libros antiguos. Como no es nuestro caso, nosotros disfrutamos mucho.

Al salir del Trinity nos vamos hacia Grafton Street donde se encuentra la estatua de Molly Malone. Molly Malone era un personaje (real o no) de una mujer vendedora de pescado durante el día y de placeres durante la noche. Representa una figura importante ya que es el tema de una famosa canción del mismo nombre. Tan conocida es, que se ha convertido en el himno no oficial de Irlanda. Todo el mundo conoce su letra y, en cualquier pub, puede oírse la canción de Molly Malone.

Seguimos por Wicklow Street hasta llegar al Castillo de Dublin. La visita es guiada y aún queda un ratito para entrar.
Nos guardan las maletas y aprovechamos para ir a la Christ Church Cathedral. Es la catedral protestante de Dublin y la única de las islas británicas de fundación danesa. Es el edificio de piedra más antiguo de la ciudad. Su construcción se inicio en 1038 y fue reformada por los arzobispos normandos a partir del siglo XII. Entre 1872 y 1878 fue nuevamente restaurada gracias a la financiación de Henry Roe, un destilador de Whisky.


Nos damos prisa ya que falta poco para la visita al castillo.
Se levanta sobre cimientos normandos y vikingos y, durante 700 años estuvo en poder de los ingleses.


Desde la creación del estado independiente Irlandés en 1922, el castillo desempeña la función de edificio gubernamental y es frecuentemente utilizado para reuniones, conferencias y ceremonias oficiales entre las cuales destaca la de la investidura del presidente de Irlanda.


Frente al patio superior de la entrada a Cork Hill hay una imagen de la Justicia con una historia divertida: esta escultura se encuentra de espaldas a la ciudad con lo que los dublineses consideraban que la justicia no quedaba bien representada. Por si fuera poco, los platos de balanza, cada vez que se llenaban de agua debido a la lluvia, se inclinaban hacia un lado. Este problema tuvo una fácil solución: se agujerearon los fondos de los platos y de esta manera la balanza no se inclinaba hacia ningún lado.

Después de la visita al castillo y ver el paso de los españoles en él...

...recogemos las maletas y nos vamos hacia el hotel. El hotel está bien y la habitación es bonita, pero vamos, con el pastón que nos ha costado si tuviera que volver a Dublin, también de celebración, seguro que elegiríamos otro hotel.


Después de tanta caminata se nos ha hecho la hora de cenar. Nos vamos hacia la zona de Temple Bar para intentar buscar algún restaurante para cenar. Digo intentamos ya que todo está hasta la bandera. Es imposible encontrar una mesa. Visto lo visto, decidimos alejarnos un poco de esta zona, muy turística pero con cierto encanto y acabamos en un pequeño restaurante en la zona de Grafton Street.
Después de la cena y despacito retomamos el camino hacia el hotel y nos vamos a dormir.


SABADO 26-3-2011
Nos levantamos temprano ya que hay que aprovechar el día. El cielo está nublado. Hubiera sido pedir demasiado tener dos días de sol radiante. El desayuno del hotel es abundante, variado y, como no, lo aprovechamos.



Tenemos la catedral de San Patrick al ladito mismo así que, por aquí empezamos.


La Catedral de San Patricio ha sido un referente para la vida irlandesa ya que atesora la historia y la herencia del pueblo irlandés, desde sus orígenes hasta la actualidad. Levantada, según se cuenta, en el mismo lugar donde San Patricio bautizaba a los conversos, se fundó como iglesia en 1192 y obtuvo el rango de catedral en 1219.
El autor de los Viajes de Gulliver, Jonathan Swift, fue decano de la catedral desde 1713 hasta 1745 y él y su compañera Stella descansan aquí.
Ha sufrido varios desastres y multitud de restauraciones, la mayor de la cuales corrió a cargo de la familia Guinness durante el siglo XIX. La catedral es bonita y su visita interesante aunque con un precio un poco elevado. Muy cerca tenemos la Marsh’s Library. Fue la primera biblioteca pública de Irlanda y apenas ha cambiado desde sus orígenes en 1701. Posee una importante colección de libros y manuscritos que reposan en unas preciosas librerías de roble. No se permiten las fotos.
Pasamos delante del cementerio hugonote

Nos dirigimos un poco más hacia el sur para empezar una caminata por el Dublin georgiano. Antes de alcanzar St Stephen’s Green, entramos en una extraña iglesia bizantina.


El centro del barrio georgiano es Fitzwilliam Square una pequeña plaza cuadrada en cuyos cuatro lados se levantan los típicas casas construidas alrededor de 1825 y que conservan intactas las características georgianas: fachadas de ladrillo vista, puertas de entrada flanqueadas por elementos clásicos de color blanco, aplicaciones en hierro forjado y puertas lacadas de vivos colores. Sólo los residentes tienen llave para acceder al jardín.



Subimos por Fitzwilliam Street hasta la Number Twenty Nine una casa-museo georgiana, la única residencia de Dublín que conserva el elegante entorno que rodeaba a la clase media en el siglo XVIII. No os puedo decir que tal está ya que no entramos por ir un poco escasos de tiempo.
Alcanzamos Merrion Square hasta la National Gallery. El museo no es muy grande pero tiene una colección interesante de pinturas. Algunas salas estaban cerradas y la entrada es gratuita.
No muy lejos se encuentra la National Library que se encontraba cerrada y, frente a ella, el edificio gemelo el National Museum. Es un museo agradable que contiene una exposición muy interesante de orfebrería prehistórica de oro perteneciente a la edad del bronce, exposiciones vikingas, egipcias y mucho más. La entrada es gratuita.

Continuamos hacia Grafton Street y buscamos algún restaurante para comer.
Después de comer intentamos llegar hasta la Guinness Storehouse. Nos damos un poco de prisa ya que no sabemos la hora de cierre. Por suerte aun está abierto. La entrada cuesta 15 euros, pero todo el mundo habla tan bien de este museo que por supuesto entramos. A través de siete pisos se nos muestra la historia de la cervecería: proceso de fabricación de la cerveza, transporte, publicidad...terminando la visita en la parte más alta del museo, el Gravity Bar, donde puedes degustar una pinta de cerveza gratis mientras comentas las esplendidas vistas que, desde allí, se tienen de Dublín si puedes abrirte paso entre la gente hasta llegar a las ventanas.
En la tienda de recuerdos se puede encontrar cualquier cosa con la marca de Guinness impresa en él. No hace falta deciros que es de lo más turístico y un negocio super lucrativo, pero no está mal.


Seguimos el curso del rio hasta Four Courts, edificio de corte neoclásico y sede de las cortes legislativas irlandesas, también fue dañado durante la revolución de 1922.El resto de la tarde la dedicamos al shopping, entrando y saliendo de las muchas tiendas que se encuentran por la zona de Grafton Street.Antes de regresar al hotel, damos una vuelta por la siempre animada zona de Temple Bar

DOMINGO 27-3-2009

Después del suculento desayuno, reestructuramos las maletas, hacemos el check out y nos despedimos del hotel. Hace un día radiante y aprovecharemos la mañana antes de ir hacia el aeropuerto. Pasamos delante de las galerías de St Stephen’s Green, un centro comercial curioso de visitar.


Entramos en St. Stephen’s Grenn. En la antigüedad este recinto era el lugar de las flagelaciones y ejecuciones públicas. En la actualidad el parque es un espacio popular ideal para un picnic, gozar de tranquilidad o escuchar un concierto.


En este parque ocurrió, en la Pascua de 1916, lo que se conoce como la revuelta de los cirujanos. La condesa nacionalista Constance Markievicz, al mando de un grupo de soldados irlandeses ocupó este parque y sitiaron el edificio de la Real Facultad de Cirugía situado en el lado oeste de la plaza. Aun se pueden ver los impactos de las balas en las columnas.
El siguiente parque es Merrion Square, la plaza mejor conservada de Dublín. Aquí se halla el monumento al soldado desconocido y la famosa estatua coloreada de un relajado Oscar Wilde. Frente a Merrión Square se halla la casa del famoso escritor.

Antes de coger el autobús recorremos O’Connell Street. Llama la atención el Monument of Light, más conocido como The Spire (la aguja). Se inauguro en septiembre de 2002 en el lugar donde estaba la columna de Nelson. Es una estructura moderna, metálica y de una altura de 120 metros. Pasamos por delante del monumento a Charles Stewart Parnell, líder nacionalista.

Llegamos al Garden of Remembrance, un pequeño jardín dedicado a los que murieron por la independencia irlandesa rematado por una escultura de bronce en donde tres niños son convertidos en cisnes por su malvada madrasta.

Volvemos hacia O’Connell y buscamos la parada de bus 16 A que nos llevará hacia el aeropuerto en unos 40 minutos. Comemos en el mismo aeropuerto y, a la hora prevista y previo cambio de puerta de embarque en el último minuto, embarcamos en el avión que nos devuelve a casa.
Estamos contentos, hemos tenido unos días de frio, pero soleados y sin lluvia, cosa bastante rara por aquellos lares. Hemos aprovechado el fin de semana bastante bien y lo hemos pasado estupendamente. La ciudad nos ha gustado y es ideal para verla en un fin de semana.
Miro a través de la ventanilla del avión y me despido de Dublín mientras escucho "What can I do" del conjunto irlandés The Corrs. Cierro los ojos y pienso ¿dónde iremos el próximo aniversario?