Las esculturas del hambre del escultor Rowan Gillespie se encuentran en Dublin, ilustran de forma muy clara las penurias de la época de la gran hambruna. Figuras handrajosas y esqueléticas que vagan sin rumbo fijo. Rostros de marcado dolor y mirada perdida....
Entre los años 1845 y 1849 Irlanda sufrió lo que se conoce como la Gran Hambruna, una escasez terrible de alimentos producida principalmente por la pérdida, año tras año, de la cosecha de patatas, base principal de la alimentación de una numerosa población.
La población de Irlanda se estimaba en 1845 en más de 8 millones de habitantes, la mayoría campesinos, cuya dieta se basaba casi exclusivamente de patatas. La cosecha de este año se vio afectada gravemente por la invasión de un hongo que destruyó todo el cultivo de este tubérculo, problema que se repitió varios años. La privación de alimentos, unida a las enfermedades subyacentes como el cólera , tifus y disentería, hicieron el resto y la población se redujo hasta los 6,5 millones de habitantes.
Más de 1 millón de personas murieron víctimas del hambre y las enfermedades; los más afortunados emigraron en masa hacia Estados Unidos, Canadá, Australia, Argentina o la vecina Gran Bretaña, en lo que se conoce como la Diáspora irlandesa. La política de no intervención por parte del gobierno inglés en un principio y las escasas ayudas que llegaron a una población muy mermada, fue el origen de disturbios y posteriores enfrentamientos que acabaron en una guerra civil, cuya consecuencia última fue la creación del estado libre irlandés reconocido internacionalmente.
Estas esculturas ilustran de forma muy clara las penurias de la época de la gran hambruna. Figuras handrajosas y esqueléticas que vagan sin rumbo fijo. Rostros de marcado dolor y mirada perdida. Padres que llevan a sus hijos muertos en brazos.
Un suceso horrible que marcó la política, economia y sociedad del pais.
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Entre los años 1845 y 1849 Irlanda sufrió lo que se conoce como la Gran Hambruna, una escasez terrible de alimentos producida principalmente por la pérdida, año tras año, de la cosecha de patatas, base principal de la alimentación de una numerosa población.
La población de Irlanda se estimaba en 1845 en más de 8 millones de habitantes, la mayoría campesinos, cuya dieta se basaba casi exclusivamente de patatas. La cosecha de este año se vio afectada gravemente por la invasión de un hongo que destruyó todo el cultivo de este tubérculo, problema que se repitió varios años. La privación de alimentos, unida a las enfermedades subyacentes como el cólera , tifus y disentería, hicieron el resto y la población se redujo hasta los 6,5 millones de habitantes.
Más de 1 millón de personas murieron víctimas del hambre y las enfermedades; los más afortunados emigraron en masa hacia Estados Unidos, Canadá, Australia, Argentina o la vecina Gran Bretaña, en lo que se conoce como la Diáspora irlandesa. La política de no intervención por parte del gobierno inglés en un principio y las escasas ayudas que llegaron a una población muy mermada, fue el origen de disturbios y posteriores enfrentamientos que acabaron en una guerra civil, cuya consecuencia última fue la creación del estado libre irlandés reconocido internacionalmente.
Estas esculturas ilustran de forma muy clara las penurias de la época de la gran hambruna. Figuras handrajosas y esqueléticas que vagan sin rumbo fijo. Rostros de marcado dolor y mirada perdida. Padres que llevan a sus hijos muertos en brazos.
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