Aunque poco o nada conocida, también existe una Colina de las Cruces en la isla de Hiiumaa, la segunda isla más grande de Estonia. Esta colina se encuentra en Ristimagi. La historia sobre la aparición de las cruces esta plagada de mitos, leyendas y también de veracidad.
El norte de la isla estaba habitada por granjeros suecos hasta finales del s.XVIII. Catalina II los expulsó de sus granjas y los reinstaló en el sur de Ucrania con la falsa promesa de tener una vida mejor. Estos últimos suecos realizaron en ésta pequeña colina, su último acto de fe antes de partir y construyeron unas rudimentarias cruces.
Ahora, la gente que visita el lugar, construye cruces en memoria de los suecos expulsados de Hiiumaa. Las cruces han de ser de ser de material local y, en ningún caso, ha de dañar la naturaleza. De este modo, las cruces están hechas de troncos de madera y atadas con restos de hojas. Son todas muy, muy rudimentarias pero esto, es lo que hace grande este lugar.
Hay cientos y cientos de pequeñas o grandes cruces, todas hechas a mano esparcidas en el bosque.
Cuenta la leyenda, por otro lado, que dos procesiones de bodas se encontraron en el estrecho camino de Ristimagi. Ni una ni la otra quiso ceder el paso. Hubo una pelea y, el novio de una pareja y la novia de la otra, murieron. Los novios supervivientes dijeron que se casarían y serían muy felices.Actualmente, los jóvenes solteros acuden a la colina a construir una cruz, se dice que quien lo hace encontrará pareja y será muy feliz. Las cruces son de todos los tamaños y todas de madera, se encuentran situadas en el camino, entre la maleza, apoyadas en el suelo, en los arboles...cualquier lugar es bueno para poner una cruz.
La Colina de las Cruces de Ristimagi, no tiene la espectacularidad de la Colina de las Cruces lituana pero, al ser las cruces tan rudimentarias y esparcidas por el bosque, sin turistas, solo en soledad, hace que este lugar sea singular y muy especial.
LA COLINA DE LAS CRUCES DE SIAULIAI (LITUANIA)
A unos 13 km de Siauliai se encuentra la llamada Colina de las Cruces, un lugar curioso e interesante, que no podemos perdernos. Por suerte, podemos aparcar en la misma carretera ya que no hay nadie.
El origen de la aparición de estas cruces es incierto pero, se cuenta que empezaron a aparecer durante la Edad Media para conmemorar a los fallecidos que murieron en las guerras que los oriundos tuvieron con los caballeros teutones, extranjeros que querían conquistar sus tierras.
Posteriormente, la incapacidad de recuperar los cuerpos de los fallecidos en las contiendas, durante la ocupación rusa en el siglo XIX y la resistencia lituana, hizo que multitud de cruces aparecieran en homenaje a los familiares y amigos desaparecidos.
El lugar se conviertió en simbolo de la libertad y la resistencia a la opresión. Esto no gustó nada a los soviéticos que intentaron, una y otra vez, destruir la colina y todas las cruces ya que se oponía a la ideología soviética.
Durante la noche del 5 de abril de 1961 todas las cruces fueron destruidas y empujadas colina abajo. Las cruces de madera fueron quemadas, las de metal, fundidas, las de piedra, aplastadas para ser utilizadas para la construcción de carreteras. Después de esta primera destrucción, vinieron otras cuatro más, incendiando la colina, convirtiéndola en un vertedero, prohibiendo su acceso e incluso se quería inundarla. Sin embargo, cada vez que se destruía, más poderosamente era reconstruida a pesar de los peligros, prohibiciones y persecuciones.
La colina se convirtió en un símbolo de la fe inquebrantable del pueblo, de sus sufrimientos y esperanzas.
Desde lejos no se aprecia la grandeza del lugar.
Pero, a medida que te vas acercando, se aprecia que casi no queda un milímetro de espacio vacío, prácticamente no se ve el suelo ya que las cruces se amontonan una encima de la otra.
Hay cruces grandes, pequeñas y muy pequeñas, de madera, de hierro, con inscripciones, con rosarios, con imágenes...
Cada cruz es una historia, un recuerdo para no olvidar. Es sobrecogedor el silencio, solo interrumpido por el tintineo de las cuentas de los rosarios mientras paseas a través de tantas y tantas cruces.
En 1993, el papa Juan Pablo II visitó el lugar y lo santificó.
Lo que en un principio representaba el espíritu de resistencia y libertad, actualmente, las más de 100.000 cruces han convertido el lugar en un gran centro de peregrinaje para honrar la memoria de los seres queridos. Seas o no creyente, el lugar es curioso, a la vez que impactante. Nos ha gustado mucho.
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